lunes, 27 de julio de 2009

SITUACION PERSONAL



Mi corazón se empecina en ver las cosas
la mitad con misterio y maravilla
y la otra mitad con sangre desvalida.
Un ala vuela así sobre la tierra,
alimenta la sal de la milagrería
mientras la otra se desangra herida.

Poseo un pantalón con varias manchas
y una camisa que he usado mucho,
una campera, los zapatos viejos,
algún par de alpargatas,
unos cuadros pintados por Roberto,
Manuel, Carlos, Cristóbal o el Gordo Mattalía,
unos libros que amo y que releo
en las noches que viajo adentro.
Y poseo también una manera muy tozuda
de escribir algún verso cootidiano,
pensar que he fracasado algunas veces
o a lo sumo he salido mano a mano.
Si establezco el balance, lo confieso,
me quedo muy perplejo, no sé si avanzo,
retrocedo o estoy con los picaflores
suspendido en un punto en el espacio.
Tampoco sé por qué razón de vida
me duermo preocupado, con angustias,
recuerdos, fechas, rostros, actitudes,
llagas, traiciones, tal vez caricias
y al otro día, como siempre,
me vuelvo a despertar sonriendo.
En otro orden de cosas siento mucho
no poder inventar la flor exacta
que nos haga llegar a la alegría,
matar el hambre, alumbrar los caminos.
Pero al final de cuentas puedo decir
que amo lo que hay que amar,
transito mis heridas, tengo mis dudas,
canto al amanecer de cada día
y estoy en paz, profundamente en paz
con mis fantasmas.

Hamlet Lima Quintana
Situación Personal
Poemas
1984

domingo, 26 de julio de 2009

VINO BLANCO EN VASOS VERDES



A veces me gustaba sentarme con mi padre
ante una breve mesa dispuesta entre las plantas.
Con toda lentitud, mientras hablaba,
él cortaba el pan en pequeñas porciones
con sus manos acostumbradas a acariciar la vida,
después vertía el vino blanco en vasos verdes
y entre tranquilos sorbos
decía que hermoso el mediodía.
No sé por qué en una mañana de esas
se fue a cortar el pan a la melancolía
y a beberse el vino entre el rocío.
A veces, todavía, me gusta sentarme con mi padre
para contarle como va la vida.

Hamlet Lima Quintana y Jorge Rojas
Hamlet Lima Quintana nació el 15 de setiembre de 1923 en Morón (Provincia de Buenos Aires), descendiente de varias generaciones de criollos por vía paterna y de la tribu nativa del cacique Coliqueo por la materna. Allí transcurrió parte de su infancia y juventud, compartida con Saladillo, localidad de la pampa bonaerense a la que siguió unido siempre y en donde en casa de familiares de la madre, como gustaba evocar, aprendió a caminar, las primeras letras, las primeras tareas rurales, basamento de la fidelidad de su obra al paisaje y al hombre.

Su padre escribía poemas y se acompañaba con la guitarra y su madre tocaba el piano, por lo cuál la música y la poesía fueron desde la infancia elementos formativos que desarrolló en forma permanente, actuando en peñas, boliches, clubes, mientras se ganaba la vida como oficinista, cobrador de cuentas de electricidad, vendedor de libros a domicilio y periodista, oficio al que renunció tras haberse desempeñado en la agencia United Press y en Clarín, para consagrarse íntegramente a lo suyo, escribir, cantar, recitar al servicio de la música popular y al canto con fundamento. En 1954 apareció su primer libro de poemas, Mundo en el rostro, al que siguieron El octavo pájaro, Sinfonía de la llanura, El oficio común, La breve palabra, veintitrés poemarios en total, más cuatro libros de cuentos y relatos, una biografía de Osvaldo Pugliese, y Las memorias y Diario del regreso, poemas para la cantata Che-Diario del regreso, que con música de Oscar Cardozo Ocampo y entonada por Jairo fue estrenada el 14 de de junio de 2000 en Santa Clara (Cuba), en el Memorial que guarda los restos de Ernesto Guevara.

Autor de más de 400 canciones con la colaboración de destacados compositores, sus míticas La amanecida (de 1953 pero editada en 1962) y Zamba Para no morir (1965) marcaron un antes y un después frente al folklorismo costumbrista y conservador, anticipando la impronta de renovación melódica y literaria plasmada por el Movimiento del Nuevo Cancionero nacido en Mendoza en 1968, al que adhirió con su verbo encendido y acompañó con otras obras páginas memorables como La cuatrereada, Pampamapa, Homenaje a la tierra, Triunfo de las salinas grandes, La vida perdurable, El alimento, conjugando la belleza lírica con el testimonio doctrinario en la realidad política y social.

Fragmento de Carlos A. Agosti para el libro ANTOLOGOBIOGRAFIA, editado por Desde la Gente - Ediciones Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos CL