sábado, 15 de agosto de 2009

ELOGIO DEL SILENCIO



A veces el silencio
es la palabra justa,
la que enciende las luces,
la que mejor se escucha,
la que place o se sufre
cargada de milenios,
la que otorga hermosura,
la flor del pensamiento.

En ese momento
de la clara armonía,
de la mejor tristeza,
de la entera alegría.
Es el gran fundamento
que ronda a la grandeza:
tu palabra y la mía
habitan el silencio.

Por eso la palabra
debe ser pronunciada
como una ceremonia
con aire de campanas,
una fiesta del alma,
farol del pensamiento,
porque fue generada
por el mejor silencio.

sábado, 8 de agosto de 2009

EL ANTIGUO



Dice el viento simple de Punilla cuanto fui,
sombra de mis padres, larga ausencia y humildad,
como les diré que yo ya estaba por aquí,
cuando me inventaron la región.

Dice el viento ardido desde el norte que me fui,
sangre en las colinas, palomita y soledad,
como les diré que yo he quedado por aquí,
repetido en simple y en amor.

Yo regreso siempre trabajando bajo el sol,
digo que yo estaba y aún estoy,
pájaro de luces y el maíz de redención,
por que yo ya estaba por aquí.

Yo soy en la altura un puno vivo de verdad,
yo soy de Punilla gente antigua y humildad,
viajo por los ríos y no tengo más que dar,
por que hasta mi vida ya la di.

Crece el tintitaco seco y duro como yo,
y en la altura el molle que amanece sin piedad,
el aguaribay con palomitas de ilusión,
nadie puede darme más razón.

Yo regreso siempre trabajando bajo el sol,
digo que yo estaba y aún estoy,
pájaro de luces y el maíz de redención,
por que yo ya estaba por aquí.
¡Cómo les diré que viejo soy!

MADRES CORAJE



Cielo blanco.

No veo el cielo, madre, sólo un pañuelo blanco
no sé si aquella noche yo te estaba pensando
o si un perfil de sombras me acunaba en sus brazos
pero entré en otra historia con el cielo cambiado.

No me duele la carne que se fue desgarrando
me duele haber perdido las alas de mi canto
las posibilidades de estar en el milagro
y recoger las flores que caen de tu llanto.

No quiero que me llores, mírame en tu costado
mi sangre está en la sangre de un pueblo castigado
mi voz está en las voces de los "iluminados"
que caminan contigo por la ronda de Mayo.

No quiero que me llores ahora que te hablo
mi corazón te crece cuando extiendes las manos
y acaricias las cosas que siempre hemos amado
la libertad y el alma de todos los hermanos.

No sé si aquella noche amanecí llorando
o si alguna paloma se me murió de espanto
la vida que ha esperado tanto
es el cielo que crece sobre tu pañuelo blanco.

No quiero que me llores, mírame a tu costado
mi sangre está en la sangre de un pueblo castigado
mi voz está en las voces de los "iluminados"
que caminan contigo por la ronda de Mayo.

CUENTO CON UN NOMBRE

CANCION PARA CARLOS ALONSO



Muchas veces recuerdo Castro Urdiales,
esa breve bahía que en España
ponía verdes, amarillos,
rojos a porfía en las barcas pesqueras del Cantábrico.

Allí llegué una mañana
a la casa de Horacio Guarany
para encontrarme con Armando
y este Carlos Alonso del dibujo y el color alucinados.

Eso fue ya hace tiempo, por el 78...
Pero recuerdo dolorido
que Carlos hablaba de Paloma, su hija,
que integra esas listas de los que no regresan.

Entonces yo pensaba en esta tierra,
la gente de estos lares,
la sangre de mi sangre,
los amigos, el amor desmayado
a través del Atlántico
y me dolía el alma
que regresaba entre los vientos,
regresaba de mi angustia
a la angustia de estas calles,
las cartas con noticias, la música en la sangre
y lloraba, les juro que lloraba.

He caminado por la soledad
junto a la vida de un amigo.

El pecho justo nos creció a los dos
éramos fuente del abrigo.

Él y yo, sol y luz
nos contábamos el tiempo que pasó.

Él me contaba sombras de crueldad,
mientras lloraba con mi amigo.

El pecho justo se pobló de amor
de eso no sabe el enemigo.

Él y yo, sol y luz
nos contábamos el tiempo que pasó.

Y todo un pueblo nos miro pasar,
el pecho entero y dolorido.

Y todo un pueblo nos pobló de paz,
de eso no sabe el enemigo.

Él y yo,sol y luz
nos contábamos el tiempo que pasó.

LA BRUJA DEL INCENDIO

ZAMBA MADURA



Tiempo del fruto maduro
color de tierra mis manos se van,
cayendo en hondas quebradas
y alzando en bagualas
el oro del pan.

Golpes abriendo los pechos,
la tierra es hembra y se vuelve mujer.
Derrama en el pecho herido
corazón de olvido
que vuelve a nacer.

Mi voz ya es árbol añoso
el hacha la endureció
y estoy volviendo a la tierra
con cantos de piedra
redondos de sol.

Vine una dulce mañana
con mis harapos tejiendo el amor
y vuelco desesperado
lo que me ha entregado
mi pueblo mayor.

Tiempo donde brama el toro,
sangre de chala y el viento cereal,
mi tierra es hembra y la quiero
le daré mi cuero
si lo quiere usar.

CORAZON DE HARINA

DECIMAS DEL AMOR Y LA MUERTE